Las pulseras de colores han ofrecido una manera de comunicar discretamente sus límites a quienes salen de casi dos años de aislamiento relativo. Como ventaja adicional  para a una interacción segura y responsable.

Las pulseras de colores han ofrecido una manera de comunicar discretamente sus límites a quienes salen de casi dos años de aislamiento relativo. Como ventaja adicional para a una interacción segura y responsable.

Paulina EufracioJan 17, '22

¿Listo para que te abracen en la oficina? Un accesorio lo dice por ti

Los empresarios están desesperados por encontrar modos de alentar el regreso a los lugares de trabajo. Y aquí aparece una humilde pulsera.

En algunos lugares de trabajo, las pulseras de colores han ofrecido una manera de comunicar discretamente sus límites a quienes salen de casi dos años de aislamiento relativo. Como ventaja adicional  para a una interacción segura y responsable. 

McGowen-Hare, vicepresidenta de la empresa de software Salesforce, se dio cuenta de que incluso las personas que también forman parte del Equipo del Abrazo podrían haber cambiado su opinión sobre lo que en estos días ya se considera demasiado contacto. Así que, para la convención de Salesforce de septiembre —que ella comparó con una reunión familiar​​— se le ocurrió una solución, algo que distinguiera a los que abrazan de los que solo chocan el puño.

Los mil asistentes a la conferencia de San Francisco, conocida como Dreamforce, fueron recibidos con tres opciones de broches que podían ponerse. Verde: Vamos a abrazarnos. Amarillo: Choquemos los codos/puños. Rojo: Saludemos de lejos con la mano.

“Antes de que alguien viniera, yo decía: ‘Espera, déjame ver y prepararme’”, narró McGowen-Hare, echándose hacia atrás en su asiento e imitando la mirada que les daba a los asistentes mientras localizaba sus broches. “Fue divertido. Aunque yo tenía verde, eso no significa que mi verde supera a tu amarillo, ¿verdad? Hiciera lo que hiciera, estaba llena de energía”.

Más de tres meses después de la conferencia de Salesforce, las condiciones de salud pública han cambiado; con la rápida propagación de la variante ómicron, abrazar y chocar los puños puede parecer incluso menos tentador. Aun así, muchos trabajadores están obligados a asistir a sus oficinas o van a regresar en los próximos meses con las nuevas normas de vacunación y de pruebas en vigor.

En algunos lugares de trabajo, las pulseras de colores han ofrecido una manera de comunicar discretamente sus límites a quienes salen de casi dos años de aislamiento relativo. Como ventaja adicional, las empresas de pulseras cuyas ventas se desplomaron en 2020, cuando los eventos se paralizaron, están felices de ver que el negocio se recupera. Por ejemplo, una compañía de Wisconsin ha vendido decenas de millones de pulseras relacionadas con la COVID-19 a más de 3000 organizaciones en los últimos 18 meses.

Para Wristband R, un negocio de brazaletes con sede en las afueras de Milwaukee, el segundo viernes de marzo de 2020 fue el “día D”. Se acabaron los conciertos, los festivales y los retiros escolares. Mike Gengler, director de información, iba de un lado a otro entre su casa y la oficina, pero no sabía qué instrucciones darles a sus trabajadores. Las ventas cayeron casi a cero para la empresa, que tiene 140 trabajadores en su plantilla.

Unas dos semanas después, los pedidos empezaron a llegar de nuevo. Gengler verificó las direcciones de entrega para ver a dónde se enviaban sus pulseras y encontró un cliente improbable: el sector de la construcción comercial. Estos clientes nuevos de Wristband Resources, que estaban reabriendo sus obras, querían tener una manera fácil de identificar a los trabajadores que habían completado sus controles de temperatura del día.

Fue un momento revelador para Gengler y sus compañeros de equipo, quienes se dieron cuenta de que la pandemia podía darle usos inesperados a un conjunto de pulseras multicolores. Para ese verano, su empresa estaba enviando pulseras a cientos de oficinas a medida que reabrían. Wristband Resources terminó el año 2020 sin pérdidas en la venta en línea; las pulseras relacionadas con la COVID-19 representaron alrededor del 60 por ciento de sus ingresos. La empresa terminó 2021 con mejores ventas en línea que las que tuvo en 2019.

“Vamos a ir a un evento de combate láser para celebrarlo”, dijo Gengler. “Estoy orgulloso de que nos hayamos mantenido fieles a nuestra esencia mientras muchos de nuestros competidores se inclinaron a producir equipos de protección personal”.

Gengler comentó que, debido a la típica ralentización del negocio por las fiestas, era demasiado pronto para ver cómo la variante ómicron afectaría sus ventas, aunque añadió que algunas empresas podrían utilizar las pulseras con fines de identificación a medida que sus disposiciones sobre la vacunación entren en vigor en las próximas semanas.

En Clyde & Co, un bufete de abogados internacional, la estrategia de las pulseras supuso un cierto alivio para los integrantes del equipo que se mostraban aprensivos ante las complejidades interpersonales del trabajo presencial. El bufete les había exigido a sus más de 2000 empleados en el Reino Unido que volvieran a la oficina dos días a la semana a partir de septiembre, aunque tras las recientes disposiciones del gobierno esos miembros del personal vuelven a trabajar desde casa.

Emma Thorne, asistente en el bufete, había respondido durante todo el verano a las ansiosas preguntas sobre la inminente vuelta a la oficina que tenían sus padres, uno de los cuales está pasando por un tratamiento médico que compromete su inmunidad. Thorne también está embarazada, otro factor que contribuye a su deseo de mantener cierta distancia con los colegas. Con su pulsera roja, pudo pasearse por la oficina sin tener que explicar repetidamente sus preferencias de seguridad.

“Es no tener que mantener una conversación con alguien diciéndole: ‘Oh, por favor, ¿te importaría guardar las distancias?’”, dijo. “A veces eso podría malinterpretarse como que soy maleducada, mientras que la pulsera roja muestra que es puramente por la pandemia”.

Los miembros del equipo de Clyde & Co comentaron que los cambios de comportamiento que fomentaban las pulseras eran sutiles pero reconfortantes. Cuando la gente veía acercarse a alguien con una pulsera roja, se ponía el cubrebocas y se abstenía de hacer ademanes como estrechar la mano. La empresa informó que, al parecer, las etiquetas verdes eran las más populares.

Las empresas que desean medidas de protección contra la COVID-19 de más alta tecnología tienen muchas opciones. Por ejemplo, Cisco, que ha hecho opcional su regreso a la oficina, equipó sus salas de conferencias con tecnología que les notifica a las personas cuando han superado el límite máximo de ocupación. Los dispositivos también les informan a los trabajadores de la calidad del aire en el espacio, así como de la limpieza más reciente de las salas.

No obstante, algunos ejecutivos dicen que les resulta más fácil dejar que los trabajadores comuniquen sus niveles de comodidad en la oficina, y las pulseras de colores permiten ese enfoque personalizado. Los trabajadores pueden elegir pulseras verdes una semana y cambiarlas por las rojas en la siguiente.

“Es bastante agradable saber cómo acercarse a las personas —si te sientes cómodo sentado a su lado, qué distancia mantienes—, en lugar de hacer una pregunta que podría resultar incómoda”, señaló Louisa Robbins, socia de la oficina de Clyde & Co en Manchester, quien a sus 53 años llevaba una pulsera verde en parte porque hacía sentir a gusto a sus colegas más jóvenes.

 

https://www.nytimes.com/es/2022/01/11/espanol/oficina-covid.html